El próximo 1 y 2 de noviembre, de acuerdo con la tradición de las culturas originarias de Mesoamérica, nuestros familiares, amigos y conocidos difuntos vendrán a visitarnos para pasar un momento agradable con nosotros. Dicta la tradición que en estas fechas debemos tener dispuesto para recibirlos, un altar donde debemos colocar los alimentos y bebidas que nuestros difuntos disfrutaban en vida. Sí, la idea es recordarlos con lo que les gustaba comer y beber para agasajarlos en esa fecha. Una variante puede ser añadir a nuestro altar algunos objetos que recuerden también lo que les gustaba hacer, por ejemplo, colocar su libro favorito, poner música de su artista predilecto, o colocar una bicicleta, así sea en miniatura si lo que les gustaba en vida era pedalear.
En esta fecha especial quienes realizamos activismo bicicletero recordamos no sólo a nuestros queridos difuntos, sino también a aquellos que murieron montados en una bicicleta. Eso es precisamente lo que hacemos en la Rodada de las Ánimas, más de mil quinientas personas pedaleando en procesión bicicletera de la Plaza Grande al Cementerio General de Mérida como un homenaje, para no olvidar que sus muertes no debieron ocurrir y para recordarnos que debemos seguir realizando activismo para que las calles de nuestras ciudades sean seguras para caminar y andar en bicicleta.
Debemos tener presente todo el tiempo que en México, según el Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes, diariamente mueren alrededor de 44 personas en las calles como consecuencia de un accidente de tránsito. Los motociclistas, ciclistas y peatones son quienes ocupan los primeros lugares en mortalidad por hechos viales, representando el 65% de los 16,000 decesos anuales por este motivo.
Hace año y medio se aprobó la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial que establece sin ninguna cortapisa la garantía al derecho constitucional de movernos por las calles en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad, por lo que es imperativo que todos los ámbitos de gobierno y sectores sociales asumamos la responsabilidad de proteger a todos los usuarios de la vía pública, pero especialmente a los usuarios más vulnerables y anteponer los derechos de estas personas a los privilegios de velocidad, comodidad o conveniencia comercial de la movilidad motorizada.
Este día de muertos es pues una oportunidad de recordar a todas esas personas que cada año pierden la vida de una manera absurda, su recuerdo nos debe motivar a hacer de nuestras calles un lugar más seguro para vivir.
Artículo publicado en el Diario Peninsular Punto Medio el lunes 23 de octubre de 2023. Ciclistas difuntos