La movilidad activa es aquella en la que el motor es el cuerpo humano. Caminar y andar en bicicleta o en triciclo son los principales modos de movilidad activa pero también lo son el uso de patines y patinetas o cualquier tipo de ayuda técnica no motorizada. La movilidad activa es parte de la movilidad sostenible sin embargo la movilidad sostenible puede incluir vehículos motorizados con fuentes de energía renovable como el transporte público que puede ser un gran aliado de la movilidad activa.
Hay que decir que la movilidad activa genera un enorme valor no sólo para las personas que la practican sino para toda la comunidad en términos de movilidad, accesibilidad, habitabilidad, salud, economía, equidad, sociabilidad y sostenibilidad. Produce beneficios para peatones y ciclistas, pero también para aquellas personas que se trasladan en automóvil, motocicleta o transporte público, pues libera espacio y reduce la contaminación atmosférica y acústica.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, al menos un 60% de la población mundial no realiza el ejercicio necesario para obtener beneficios para su salud. Esto se debe en parte a la poca actividad física durante el tiempo de ocio y a un aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas. Si una persona recorre diariamente 18 minutos en bicicleta durante un año puede presentar un 28% menos de probabilidades de morir de causas asociadas a la inactividad física. Incorporar actividad física como caminar y utilizar la bicicleta en la rutina diaria de movilidad, genera importantes beneficios para la salud: fortalece las articulaciones, refuerza el sistema inmunitario, fortalece el sistema cardiovascular, aumenta la capacidad respiratoria y acelera el metabolismo.
Si hacemos caso a las encuestas origen-destino, buena parte de los desplazamientos que hoy se realizan en Mérida se hacen a pie y de ahí la importancia de construir infraestructura peatonal, mejores banquetas, pasos peatonales, senderos sombreados en el día e iluminados en la noche. Caminar no contamina, no gasta gasolina, no excluye a otros modos de transporte y no genera violencia vial.
De acuerdo a la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, en su art. 4 fracción IX. los gobiernos federal, estatal y municipal deben: “promover ciudades caminables, así como el uso de la bicicleta y otros modos de transporte no motorizados, como alternativas que fomenten la salud pública, la proximidad y la disminución de emisiones contaminantes”.
Para tal efecto la movilidad activa debe abordarse desde los ámbitos del urbanismo, del espacio público y de la intermodalidad. Un urbanismo que genere cercanía, mezcle usos y funciones y minimice las necesidades de desplazarse grandes distancias para reducir la dependencia del automóvil privado. La reivindicación de la necesidad de recuperar el espacio público para la ciudadanía como lugar de encuentro, espacio que por muchos años se destinó a la circulación y estacionamiento de automóviles privados. Finalmente debe promoverse la intermodalidad entre la movilidad activa con el transporte público como una alternativa real y efectiva al uso del automóvil privado.
En pocas palabras, es imperativo llevar a la práctica lo que establece la pirámide invertida de la movilidad, no por gusto, por bondad o por afición sino porque está en la Ley. Así sea.
Artículo de opinión aparecido en el Diario Peninsular Punto Medio del lunes 27 de noviembre de 2023. p. 16
