El activismo bicicletero en México no tiene más de 35 años de haber hecho aparición en la escena pública particularmente en la Ciudad de México con el acompañamiento de intelectuales y científicos como el Dr. Enrique Calderón Alzati, quien desde su espacio de opinión en la Jornada se ocupó de escribir sobre los graves problemas de contaminación que experimentaba la capital del país y de cómo no se veía en el horizonte de las políticas públicas ninguna alternativa a la motorización desmedida a la que se enfrentaba la ciudad.
Es cierto que ya a principios de los setentas, en el contexto de la primer gran crisis petrolera en el mundo, aparecieron voces que destacaban los grandes beneficios de la bicicleta como parte de la solución para enfrentar la crisis climática que desde entonces (hace 50 años) los científicos ya alertaban. Es el caso de Iván Ilich, antropólogo, historiador, filósofo, teólogo y sacerdote de origen austriaco que a medados de los sesentas fundó en Cuernavaca, Morelos el Centro Intercultural de Documentación (Cidoc) un espacio de reflexión y crítica que reunió a grandes pensadores como Paul Goodman, Erich Fromm, Peter Berger, Paulo Freire y Sergio Méndez Arceo, entre otros. En 1974 Ivan Ilich publicó su ensayo Energía y Equidad que sin duda puede ser considerado como uno de los pilares teóricos del activismo bicicletero en el país.
Volviendo al activismo, es a finales de los ochentas cuando nace el Movimiento Bicicletero de la Ciudad de México escribiendo oficios al entonces regente del Distrito Federal Manuel Camacho Solís, así como directamente al presidente Carlos Salinas de Gortari, donde solicitaban espacios confinados para la movilidad ciclista y mejora del transporte público. “Un domingo habilitamos una ciclovía sobre avenida Insurgentes en el tramo de camellón donde está ubicado el parque hundido”, me contó un día el Dr. Calderón en un comentario que vino a cuento, pues me vio llegando en bici a la Fundación Arturo Rosenblueth donde tuve el privilegio de trabajar, casi diez años después de aquellas andanzas bicicleteras. Sin saberlo quizá, lo que el Movimiento Bicicletero había hecho era inaugurar la primera vía recreativa del país así la hubieran realizado apenas 2 ó 3 veces nada más.El Movimiento Bicicletero no prosperó en buena medida porque aquellos años fueron complicados para toda clase de activismo social, el escenario público estaba copado por la turbulencia política que vivió el país en los años noventa con un presidente que no solo no veía ni oía a la oposición, sino tampoco a los activistas sociales.
Hubo que esperar hasta 1998 que un grupo de personas de diverso origen se unieron para realizar activismo bicicletero en la zona de la Roma-Condesa, bautizaron a su movimiento como Bicitekas y realizaron su primera rodada también alrededor de otro camellón, el de la Av. Álvaro Obregón en el corazón de la colonia Roma. Poco tiempo después establecieron su paseo nocturno los días miércoles saliendo del ángel de la Independencia a un nuevo destino cada semana.
Artículo publicado en el Diario Peninsular Punto Medio el lunes 31 de julio de 2023. Bicitekas