Antorchistas Guadalupanos
Por cicloturixes -
Desde hace algunas semanas y hasta el próximo doce de diciembre recorrerán los caminos y carreteras de Yucatán caminando, corriendo o en bicicleta los antorchistas guadalupanos, hombres y mujeres que cumplen una promesa a la virgen de Guadalupe por alguna intersección de esta ante alguna dificultad. Un acto de fe y devoción que en otras partes del mundo es visto como un acto cultural y hasta turístico en México y en Yucatán es visto como un acto de fe y de valentía por el alto riesgo de sufrir un percance vial.
Nuestras calles y carreteras como hemos dado cuenta en numerosos artículos son espacios altamente inseguros si nos atenemos al número de siniestros viales que ocurren, así como a la cantidad de muertes y heridos en estos siniestros sin mencionar las pérdidas económicas para las familias y para la administración pública.
Mientras exista esa enorme fe que mueve a los antorchistas seguirán saliendo a peregrinar con la confianza en que todo saldrá bien, es responsabilidad de todos los demás lograr que así sea. He entrevistado a numerosos bicigrinos y siempre les pregunto por su seguridad, no se trata de improvisados o de personas que no sepan a lo que se enfrentan, llevan luces y sirenas, la gran mayoría van escoltados con algún vehículo y procuran no viajar de noche. Los camioneros y traileros que trabajan en las carreteras que al final de cuentas es su centro de trabajo, normalmente son personas experimentadas, pero también sabemos que se son muy comunes las negligencias y abusos de no pocos operadores que conducen cansados o bajo los efectos de drogas que les permiten cubrir mayores distancias.
No existen suficientes áreas de descanso con vigilancia policíaca en las carreteras ni normativas que se hagan valer sobre las horas máximas que puede conducir los choferes de vehículos pesados. Dentro de las ciudades la situación no es muy diferente, quienes rodamos en bicicleta sabemos que en cualquier esquina es posible cruzarse con personas conduciendo a exceso de velocidad o conduciendo de manera errática lo que permite suponer que van alcoholizados.
No existen suficientes puntos de alcoholemia en la ciudad y al no existir una política de gestión de la velocidad cualquiera puede conducir a la velocidad que le plazca sin temor a recibir una multa por exceso de velocidad. Esa es la realidad a la que se enfrentan los usuarios de las calles todo el año y los peregrinos antorchistas en estas fechas. Parece que a nadie le importa demasiado que existe un compromiso nacional de reducir las muertes por siniestros viales a la mitad para el año 2030. No es ningún secreto que el numero de muertes y heridos por siniestros viales en México no sólo no disminuye, sino que aumenta.
El gobierno de Yucatán se niega a implementar fotomultas, a colocar más pasos peatonales seguros e iluminados, a instalar más kilómetros de ciclovías, a implementar de manera efectiva en las calles la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial. Lo único que escuchamos en la materia es que quieren hacer un segundo periférico, bachear el mayor número de calles de Mérida y que vuelvan a circular los autos en el malecón de Progreso que para “rescatar la costumbre de dar la vuelta al malecón en coche”. ¿Quieren rescatar antiguas costumbres? Devuelvan a los ciudadanos y a los niños la costumbre de jugar, caminar y andar en bici por las calles sin temor a morir atropellados.
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esde hace algunas semanas y hasta el próximo doce de diciembre recorrerán los caminos y carreteras de Yucatán caminando, corriendo o en bicicleta los antorchistas guadalupanos, hombres y mujeres que cumplen una promesa a la virgen de Guadalupe por alguna intersección de esta ante alguna dificultad. Un acto de fe y devoción que en otras partes del mundo es visto como un acto cultural y hasta turístico en México y en Yucatán es visto como un acto de fe y de valentía por el alto riesgo de sufrir un percance vial.
Nuestras calles y carreteras como hemos dado cuenta en numerosos artículos son espacios altamente inseguros si nos atenemos al número de siniestros viales que ocurren, así como a la cantidad de muertes y heridos en estos siniestros sin mencionar las pérdidas económicas para las familias y para la administración pública.
Mientras exista esa enorme fe que mueve a los antorchistas seguirán saliendo a peregrinar con la confianza en que todo saldrá bien, es responsabilidad de todos los demás lograr que así sea. He entrevistado a numerosos bicigrinos y siempre les pregunto por su seguridad, no se trata de improvisados o de personas que no sepan a lo que se enfrentan, llevan luces y sirenas, la gran mayoría van escoltados con algún vehículo y procuran no viajar de noche. Los camioneros y traileros que trabajan en las carreteras que al final de cuentas es su centro de trabajo, normalmente son personas experimentadas, pero también sabemos que se son muy comunes las negligencias y abusos de no pocos operadores que conducen cansados o bajo los efectos de drogas que les permiten cubrir mayores distancias.
No existen suficientes áreas de descanso con vigilancia policíaca en las carreteras ni normativas que se hagan valer sobre las horas máximas que puede conducir los choferes de vehículos pesados. Dentro de las ciudades la situación no es muy diferente, quienes rodamos en bicicleta sabemos que en cualquier esquina es posible cruzarse con personas conduciendo a exceso de velocidad o conduciendo de manera errática lo que permite suponer que van alcoholizados.
No existen suficientes puntos de alcoholemia en la ciudad y al no existir una política de gestión de la velocidad cualquiera puede conducir a la velocidad que le plazca sin temor a recibir una multa por exceso de velocidad. Esa es la realidad a la que se enfrentan los usuarios de las calles todo el año y los peregrinos antorchistas en estas fechas. Parece que a nadie le importa demasiado que existe un compromiso nacional de reducir las muertes por siniestros viales a la mitad para el año 2030. No es ningún secreto que el numero de muertes y heridos por siniestros viales en México no sólo no disminuye, sino que aumenta.
El gobierno de Yucatán se niega a implementar fotomultas, a colocar más pasos peatonales seguros e iluminados, a instalar más kilómetros de ciclovías, a implementar de manera efectiva en las calles la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial. Lo único que escuchamos en la materia es que quieren hacer un segundo periférico, bachear el mayor número de calles de Mérida y que vuelvan a circular los autos en el malecón de Progreso que para “rescatar la costumbre de dar la vuelta al malecón en coche”. ¿Quieren rescatar antiguas costumbres? Devuelvan a los ciudadanos y a los niños la costumbre de jugar, caminar y andar en bici por las calles sin temor a morir atropellados.
Columna publicada el 8 de diciembre en el diario local y plataforma digital Penínsular Punto Medio bajo el título Antorchistas guadalupanos